Los contenidos en el sistema convencional se convierten en el elemento más importante del proceso de enseñanza y aprendizaje y suelen tener una gran extensión, que no profundidad. Se identifican fundamentalmente con los conocimientos.
Pero la experiencia y la investigación han demostrado que cubrir mucho contenido no garantiza que el alumnado lo aprenda si no hay una implicación activa del mismo con ese contenido. Y esta implicación activa requiere tiempo, por lo que, con frecuencia, enseñar para desarrollar competencias, necesita de una selección del contenido en función de su relevancia para el desarrollo de esas competencias, requiere centrarnos en lo más esencial de ese contenido, los contenidos clave u organizadores que el alumnado necesite para seguir aprendiendo. Esto además es coherente con un mundo donde el conocimiento cambia a un ritmo acelerado por lo que no tiene sentido perdernos en detalles que quizás en unos años sean de otra forma. Pero sí pararnos con profundidad en aquellos conocimientos organizadores o umbral que el alumnado necesita para poder aprender por sí mismo todo lo demás.
Ese conocimiento, además, debe contribuir al desarrollo integral del alumnado, al desarrollo de todas las dimensiones de las competencias, lo que implica que ya no es el centro del proceso sino una herramienta con la que comprendemos la realidad e intervenimos sobre ella y al que damos sentido porque podemos construir personalmente ese contenido experimentando con él.
Para ello es útil organizar este contenido en torno a casos, situaciones, proyectos o problemas reales que estimulen el interés, porque como sabes para aprender de manera auténtica y relevante hay que querer y para el desarrollo de competencias esta motivación intrínseca es imprescindible. Esto lleva con frecuencia a un abordaje interdisciplinar, porque esa realidad habitualmente desborda las fronteras de las disciplinas. Y le da relevancia al contenido, porque el alumnado ve claramente su relación con la práctica profesional y se interesa por él por esta razón y no sólo para sacar buena nota. Pero también requiere a veces, que los contenidos vayan por caminos inesperados y tenemos que ser flexibles para acoger este conocimiento emergente.